... una engrampadora neumática, unas tablas, un rato ocioso y la fugaz idea de dibujar algo con los monótonos trazos de grampas incrustadas sobre madera… impacto tras impacto la situación tomó un ritmo vertiginoso y yo comencé a sentirme parte de una máquina que iba bordando líneas en el plano.

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Me instalé entonces entre los recuerdos las mujeres de mi familia, bordando gestos de dignidad que transformaban telitas sencillas en algo precioso. Señoras orgullosas de poseer la habilidad, la paciencia y el conocimiento de recomponer lo doméstico en cosa extraordinaria. Toda una serie de narrativas familiares que yo creí a medias.